Esto era un mosquito que se había leído un tebeo de Superman. El insecto, todo excitado tras tragarse entera la publicación, sintió algo en su cabeza, una especie de mensaje subliminal que le hacía creerse Superman.
Tras semejante acto de locura, un gentil hombre se le cruzó por la calle, este paseaba leyendo "La Razón". Cuando el mosquito se dio cuenta de que periódico estaba leyendo, empezó a delirar:
Psssssssuperman psssssssuperman.
El señor por más que intentaba espantar con su sagrado periódico al loco insecto, el mosquito seguía barrenando:
Pssssssuperman, psssssssuperman.
Tras semejante acto de locura, un gentil hombre se le cruzó por la calle, este paseaba leyendo "La Razón". Cuando el mosquito se dio cuenta de que periódico estaba leyendo, empezó a delirar:
Psssssssuperman psssssssuperman.
El señor por más que intentaba espantar con su sagrado periódico al loco insecto, el mosquito seguía barrenando:
Pssssssuperman, psssssssuperman.
Como el periódico no le sirvió para deshacerse del desalmado mosquito, saco de su preciso abrigo de piel de cocodrilo a su arma secreta…
Entonces el mendrugo del mosquito oyó:
Chhhhhhhhhh chhhhhhhh.
Este horrendo sonido, jamás oído en la faz de la tierra, provocó en el pobre mosquito un cambió total. Un horro que creía haber olvidado resurgió de sus recuerdos. Sólo tuvo tiempo para soltar dos palabras antes de su último aliento:
¡Oh, flictonita!
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