sábado, octubre 23

Saber morir; ¿Sabia decisión?

Muchos debates morales son los que hoy en día se ciernen sobre nuestra sociedad y uno de los que más se han puesto de moda ha sido el de la eutanasia, entendido como el derecho a morir dignamente.
No me gustaría que este manifiesto que he decidido escribir sea una apología radical a favor ni en contra de la eutanasia sino que pretendo que reflexionemos y pensemos en los pros y los contras de una decisión como esta.
Es fácil predicar a favor o en contra de la eutanasia cuando tenemos un estereotipo y una serie de prejuicios acerca de la muerte, marcado sin duda alguna por una educación que ya desde pequeños nos ha impuesto una serie de valores que más conservadores o más progresistas hacen que veamos las cosas con cierta parcialidad. A mi modo de entender, y dando por supuesto que es imposible que nos libremos de nuestro lastre moral, creo que la decisión de morir es un derecho intransferible, ya que si hay algo que es indudablemente nuestro es la vida y nosotros decidimos cuándo y cómo ponerla fin. Pero no es tan sencillo si lo que buscamos es una legislación que permita a las personas que tengan la desgracia de no poder valerse por sí mismas ni tan siquiera para una decisión tan simple como puede ser la de suicidarse. Aquí entra la polémica figura del suicidio asistido o también llamado eutanasia activa, en la que es una persona la que realiza el acto de quitar la vida a un semejante.
Hasta aquí puede resultar fácil legislar estos hechos, es decir, una persona en su sano juicio mental decide morir y una persona es la que asiste a este ser humano en su última voluntad. Pero el debate más duro se centra en aquellos casos de coma irreversible o aquellas personas sin capacidad de decisión que, con una calidad de vida bastante depauperada, se ven atados a una serie de medios artificiales sin los cuales no sería posible su existencia. En estos casos la duda se centra en si esa persona hubiese decidido que esa calidad de vida era la suficiente para mantenerse vivo aunque sea en un estado vegetante.

Debemos huir de los extremos, es decir, ni la idea radical que la Iglesia promulga de que la vida sólo la da y la quita Dios, ni la idea de que “eutanasia a demanda y sin límites”. Cada caso es especial y no sé por qué me da que a este debate le quedan muchos episodios, entre otras cosas debido a los avances médicos que hacen que se mantenga la vida, a veces contranatura y con una calidad de vida discutible.

Podríamos estar hablando y escribiendo largo y tendido sobre este tema sin llegar a una conclusión que a todos gustara, por eso os dejo esta reflexión que el sabio Séneca hizo sobre la vida y la muerte allá por el siglo I d. C. y que está cargada de tanta verdad como ambigüedad:
No se debe querer demasiado a la vida ni odiarla demasiado, sino buscar un término medio y ponerla fin cuando la razón lo aconseje. No se trata de huir de la vida, sino de saber dejarla”.

1 comentario:

Viascon dijo...

Despues de leer estas bonitas palabras me vienen a la mente dos pensamientos:

1- Adri te pica el ojete, ráscatelo.
2- En una pelea a muerte entre Terminator y Leticia Ortiz quien ganaría?

En fin, muy bien Santi pero esta noche te tienes que tomar tu medicina (una botella de cacique)