miércoles, diciembre 1

Sucesos del botellón

De todos es bien sabido los efectos del alcohol en el ser humano. No nos sorprende que veamos e interpretemos cosas que realmente no se corresponden con la realidad, como por ejemplo, cuando ves una chica que te parece imponente a las cuatro de la madrugada y que a plena luz del día y sin resaca denominaríamos cariñosamente "un callo malayo". Pero no se queda ahí la cosa, os voy a relatar un suceso acontecido la pasada semana en el piso de un colega cuando disfrutábamos de una agradable velada de botellón unas catorce personas en un espacio de cuatro metros cuadrados, exagerando mucho. No es extraño ver al inicio de un botellón algún amigo con más ganas de tajarse que otros, animoso, tono de voz elevado, y sobre todo y lo más característico, que echa más ron en las copas que coca-cola. Este sujeto, a medida que transcurría la noche se ponía todavía más gritón y sobón que de costumbre y proponía reglas tan absurdas como la de beber debajo de una mesita de cristal, en fin, cosas del alcohol. Pero la cosa no queda ahí, porque si algo increíble tiene el alcohol es que suele sincerar a las personas y hacer que sus barreras de represión bajen bastante. En estas situaciones, nunca se sabe lo que puede salir de la boquita de un gañán como este y que os voy a comentar: era casi la una de la madrugada cuando este individuo comenzó a experimentar un grave desequilibrio espacial y psíquico, en uno de sus múltiples acercamientos a la incrédulas chicas que allí se encontraban, este sujeto perdió el equilibrio y en un intento de no acabar con los dientes en el suelo no se le ocurre otra cosa que agarrarse a los pechos de una de las chicas (que debemos especificar que lleva una pierna ortopédica), a lo cual la chica respondió con una contundente frase: "Te voy a cortar la mano", todo hasta aquí es normal sino fuera porque el citado gañán respondió con un solemne: "Vale, así podemos ir los dos a las paraolimpiadas".

Visto lo visto está claro que si está feo tajarse, por lo menos debemos en ocasiones mantener la boca cerrada, por si sale de ella una de estas machadas.

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