Os voy a rememorar una antigua canción que según parece tiene 2 versiones bastante similares en la forma pero infinitamente diferentes en el fondo. Aquí las tenéis:
VERSIÓN OPTIMISTA
Había una vez un barquito chiquitito (BIS)
Que no sabia, que no podía, que no podía navegar.
Pasaron un, dos, tres
cuatro, cinco, seis semanas (BIS)
Y aquel barquito, y aquel barquito
y aquel barquito navegó.
VERSIÓN CATASTROFISTA
Había una vez un barquito chiquitito (BIS)
Que no sabia, que no podía, que no podía navegar.
Pasaron un, dos, tres
cuatro, cinco, seis semanas (BIS)
Y aquel barquito, y aquel barquito
y aquel barquito naufragó.
Había una vez un barquito chiquitito (BIS)
Que no sabia, que no podía, que no podía navegar.
Pasaron un, dos, tres
cuatro, cinco, seis semanas (BIS)
Y aquel barquito, y aquel barquito
y aquel barquito navegó.
VERSIÓN CATASTROFISTA
Había una vez un barquito chiquitito (BIS)
Que no sabia, que no podía, que no podía navegar.
Pasaron un, dos, tres
cuatro, cinco, seis semanas (BIS)
Y aquel barquito, y aquel barquito
y aquel barquito naufragó.
Pudiendole añadir a la canción en ambos caso un fragmento que hará de este cántico infantil una oda a la inmortalidad. En el primer caso, nos enseñaría que la evolución y aprendizaje del barco siempre estará ahi; mientras que en el segundo nos dirá que por mucho que lo intentemos, pereceremos en nuestro empeño. Aquí os pongo este fragmento tan relevante:
Y si esta historia os ha gustado
volveremos, volveremos a empezar.
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